16 enero 2024

Historia de un Buen Retiro

En la ciudad de los reinos se levanta un mágico lugar, donde el día son rizos de melocotón y las noches mantos de carbón.

En una noche de luna azul, llegó la tristeza a trotar, pero el bullicio de la ciudad le dió vueltas por cada puerta. Embriagada se tendió entre el desasosiego de los nenúfares para escuchar el cotilleo del búho real con una curruca que, se había prendado de una adelfa, de pétalos celestiales y la pena de su ausencia era su condena.

Y la tristeza, con curiosidad se tendió en las escalinatas a contemplar aquel Buen Retiro.

La noche un misterioso de luz y sombra, donde los rayos de la luna teñían el paisaje con un brillo plateado. El ciprés llorón, envuelto en una dorada neblina, parecía cobrar vida y susurra suavemente al viento, como si estuviera contando las historias de cada visitante que se había enamorado bajo sus ramas.

Los gnomos, astutos y juguetones, se deslizaban entre los arbustos y las flores, dejando pequeñas huellas brillantes a su paso. Su misión es sembrar la semilla del amor en los corazones de quienes cruzan el umbral del misterio, convirtiéndolo en un lugar donde los sueños se vuelven realidad.

El lago, apacible y sereno, reflejaba el cielo estrellado como espejo encantado. Los enamorados que navegan en botes decorados con luces titilantes veían cómo sus deseos más profundos se reflejaban en las aguas cristalinas. Algunos afirman escuchar sus propios susurros de amor devuelto por el eco del lago que no para de cantar.

Las estatuas, talladas con maestría sinigual, observan con ojos centelleantes cada encuentro romántico que tiene lugar a los pies de su marmoleado andar. Aunque inmóviles durante el día, por las noches cobran vida para bailar al compás de melodías antiguas que solo los amantes pueden escuchar.

Y así, el parque de los reinos se convierte en un lugar donde el tiempo parece detenerse para dar paso al romance y la magia. Los amores clandestinos florecen entre sus senderos empedrados, y cada rincón guarda antiguos secretos, que solo aquellos dispuestos a abrir su corazón pueden descubrir.

La tristeza empieza a sospechar del árbol de Judas y del madroño que, como sueño han prendido una lumbre pintando su morena piel, con el idilio nocturno, que no en vana pasión cantaba la poética noche.

Y las campanas de Santiago con monótono soñar se instaló en su enmarañada vejez para sellar con un lilo, que en el Buen Retiro el amor perfuma los secretos de la prisa de la monárquica Madrid.

Oscarina @oscarinamaritz1

2 comentarios:

  1. Me encanta Oscarina, has descrito un sitio de paz, de magia, en una ciudad tan bulliciosa como Madrid, pero es que así es el Retiro.

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    1. Eso cuando no meten algún espectáculo... pero esa es ya otra historia.
      Un abrazo 🤗

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