23 abril 2025

Aranceles

Por Ratoner

El bajel pirata BiblioReto surca el Mar Belegaer cuando un grito del Capitán Brujillas rompe la calma: «¡Aranceles! ¡Un barco de la Corona nos pide tributos por navegar!». La tripulación se reúne en cubierta, lista para una tertulia improvisada. Brujillas, con el ceño fruncido, blande un pergamino. «Dicen que por cada libro en nuestra bodega debemos pagar un doblón. ¡Por los siete mares! ¿Qué es esto, un impuesto al saber?» —gruñe, mientras el viento agita su capa.

Oscarina, la zíngara mapeadora de palabras, alza una ceja. «Es curioso, capitán. En mis mapas, el conocimiento no tiene fronteras ni tasas. ¿Por qué pagar por lo que hemos ganado con sudor y astucia? Esto es un robo disfrazado de ley» —dijo, garabateando un símbolo de resistencia en su libreta.

Imagen: Grok

Ratoner, el ratón cuántico, salta sobre un barril, sus ojillos brillando. «¡Escuchad! En una dimensión, los libros son libres; en otra, los aranceles los encadenan. ¿Y si escondemos el tesoro? Un salto cuántico y adiós problema» —propone, moviendo la cola como un metrónomo.

«¡No huimos, peleamos!» ruge Brujillas. «Estos libros son nuestro botín, no mercancía para sus arcas. ¿Qué opinas, Oscarina?» Ella sonríe. «Negociemos. Ofrezcamos un relato por cada doblón que exigen. Que se ahoguen en palabras antes que en oro.»

La tertulia se calienta. Deciden enfrentarse al barco real con una estrategia digna del BiblioReto: Ratoner distrae a la guardia con trucos cuánticos, mientras Oscarina recita un poema tan enredado que los oficiales se olvidan de contar. Brujillas, entre risas, iza la bandera de la libertad lectora.

Al final, el barco enemigo se aleja, confundido y sin un céntimo. «¡Que paguen ellos por aprender!» grita el capitán. En el BiblioReto, los aranceles no doblegan el saber; lo hacen más fuerte.

IA: Grok

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