16 noviembre 2023

Mis Seis Abuelos (2ª Parte)

Este relato viene de aquí.

Hoy en día a todos los he perdido, como también a los otros dos que a lo largo de mi vida he conocido, uno se llamaba Pepe y el otro era Gerardo, el primero me enseñó a contar y a sumar, cuando decía que 7+8 eran 15 me decía acuérdate de la niña bonita. Cuando iba al colegio yo siempre miraba a la Señorita, Anita era su nombre y antes del recreo ella siempre me reñía. Después me enseñó lo que eran 11+11 y el me dijo que el resultado eran 22, cuando me aplicaba la lección siempre me daba un capón para recordarme los dos patitos del copón.

Gerardo fue el primer Alcalde de Gerindote y hoy no viene a cuento mi mote, él siempre me visitaba, cuando el taller de mi padre frecuentaba, a veces enseñaba y otras veces se enfadaba, decía que lo único que a él le importaba era el amor de su amada, aquí les dejo hoy sus palabras. "Si te buscas una mujer; que sea limpia y delgada, porque guarra y gorda con los años ella se hará". "Evita siempre a las putas, ellas te ensucian la mente, el cuerpo y el alma, eso no es amor, solo pasar un rato en la cama, es comer de un puchero y todos con las manos, jamás sabrás los que han sido los menos sanos."

Y con estas enseñanzas fui pasando mis ratos, unas veces en el trabajo y otras veces en el brasero, con las manos dentro del refajo.

Desde aquel entonces siempre he luchado por trabajar y encontrar a mi alma gemela, ahora vivo en Fuenlabrada pero con mi mente en Madrid, en mi casa y gracias a mi amada, ahora tengo cama y hasta mi propia almohada.

Todos los días disfruto de su compañía y eso me ayuda a trabajar con más alegría.

Cada vez que en uno de mis viajes coincido con abuelos y mayores, les ayudo y les hablo como si fueran los que me enseñaron todos estos valores.

Todos hablan de envidias y rencores, de pesares y temores, pero cuando les digo que soy escritor y que estoy haciendo un libro por y para Madrid, todos me aplauden como si fuera uno de los mejores.

Disfrutamos de nuestros encuentros, como también encontramos gente que siempre son desagradables, eso no me impide que les muestre mi sonrisa y les tienda mi mano en momentos de dificultades, unas veces por los años y otras veces por las propias limitaciones del cuerpo humano.

Ahora ya me despido con estos versos hechos en prosa y gracias a mi amigo y a mi esposa, nos veremos todos juntos en el parque de las flores y observando a las brillantes mariposas.

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